martes, 14 de enero de 2014

Mi nombre es Altea

Buenas noches mis lectores. Sean bienvenidos a mi blog personal y, de momento, intransferible.
Permitidme que me presente: me llamo Altea, tengo dos años y, como podéis imaginar por mi edad, no soy humana (¿Cómo iba un cachorrito de hombre a ser capaz de escribir con la soltura que yo lo hago?) No. Soy un perro; bueno, más bien una perra, y para ser más concretos, una galga. Una auténtica galga española de pura raza.
De mi infancia hay poco que contar, o poco con lo que quiera contar. Fui, como todos mi hermanos, criada para cazar liebres, cosa que en principio me encantaba, no voy a mentir. Me gustaba correr detrás de la presa, recortarla, darle alcance, la satisfacción de alcanzar el trofeo tras el largo esfuerzo. Pero pronto esa satisfacción se convirtió en miedo, auténtico terror hacia el hombre al que yo llamaba erróneamente "amo", y el esfuerzo dejó de merecer la pena.
Él me abandonó.
Me sentí tremendamente desafortunada, arrepentida incluso por haberle decepcionado. Pero luego escuché historias sobre mis propios hermanos que preferiría no haber oído... Auténticas pesadillas que me atormentaban en las frías noches de febrero cuando dormía sola cobijada apenas por unos hierbajos y, a pesar de ello, me sentía aliviada por no acabar como ellos lo hicieron.
Vagué durante semanas por tierras manchegas cual Don Quijote, hidalga, flaca y, por supuesto, galga corredora. Pero en lugar de encontrar molinos de viento topé con niños que me lanzaban piedras.
Decidí alejarme lo más lejos posible de allí, así que cuando cierta mañana apareció aquella mujer abriéndome la puerta de su coche e invitándome a subir no me lo pensé dos veces. A esas alturas había dejado de confiar en el ser humano. No sabía qué intenciones tenía aquella mujer ni dónde iba a acabar con mis huesos pero a peor no podía ir. Llevaba varios días sin comer y casi sin beber, tenía frío y la desesperación se empezaba a apoderar de mí. Como digo, ignorando mis miedos naturales y dejándome llevar por mi instinto, me aventuré al interior del coche de un brinco.
Ese fue el comienzo de mi vida. El inicio de esta vida tan galga.
Mi nombre es Altea

1 comentario:

  1. Espero Altea, que sigas escribiendo tan bien y que tu vida siga siendo tan estupendamente galga como la que llevas ahora, rodeada dos humanos que te adoran y que no dudarían un momento en defenderte de todo y de todos, recibe mil caricias de una humana.

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